
Durante la segunda mitad de los años 70, en una época marcada por rápidos avances en las técnicas y materiales de escalada, la empresa española BOREAL se propuso dar un paso decisivo en la evolución del calzado técnico. En aquellos años, los zapatos de escalada carecían del rendimiento necesario para afrontar los nuevos desafíos que proponían las rutas más exigentes. Consciente de esta necesidad, BOREAL inició un programa pionero de investigación y desarrollo con un objetivo claro: crear un compuesto de goma que ofreciera una fricción sin precedentes, acompañado del equilibrio ideal entre durabilidad, dureza y resistencia a la abrasión.
Fruto de este esfuerzo surgió, en 1979, el prototipo final de un modelo que cambiaría para siempre la historia de la escalada: el legendario Firé. Su nombre rinde homenaje al Mallo Firé, una imponente aguja de conglomerado de 300 metros situada en Riglos, Huesca, donde el prototipo fue utilizado por primera vez en una apertura que marcaría un antes y un después.
El verdadero impacto internacional del Firé se consolidó en 1980, cuando los hermanos Gallego escalaron la ruta Mediterráneo en El Capitán (Yosemite, EE. UU.), convirtiéndose en los primeros no estadounidenses en abrir una vía en esa mítica pared. Al regresar al famoso Camp 4, presentaron sus revolucionarios zapatos a la comunidad de escaladores. El reconocido escalador John Bachar los probó en el emblemático problema de búlder Midnight Lightning y quedó impresionado por la adherencia inédita de la goma desarrollada por BOREAL.
Para 1983, Bachar se había unido a BOREAL y a los hermanos Gallego para importar 265 pares del Firé a los Estados Unidos. El impacto fue inmediato: todos los pares se vendieron en apenas dos horas desde su llegada a una tienda de montaña en Yosemite. La revolución había comenzado.
A partir de ese momento, el Firé se convirtió en el calzado de elección para los mejores escaladores del mundo, marcando el inicio de una nueva era en la escalada deportiva y de grandes paredes. Lo que comenzó como una inquietud técnica en una pequeña fábrica española, se transformó en un fenómeno global que redefinió los límites del posible en roca.